Comunicado de la junta directiva del Diario La Prensa.

Desde marzo de 1926 en que fue fundada, LA PRENSA ha sido consecuente con el compromiso de cultivar y promover valores tan esenciales para los nicaragüenses, como la verdad, la justicia, la defensa de las libertades públicas y la democracia. Asumir estos valores con honestidad y firmeza, y no con retórica vacía, implica asumir riesgos muy graves. Los abusos, la mentira, el autoritarismo y la corrupción, entre otros antivalores, tienen representantes muy poderosos y crueles.

LA PRENSA ha enfrentado tres dictaduras que han visto en “el diario de los nicaragüenses” un obstáculo. La historia de LA PRENSA es una historia de ataques a los valores que representa.
En sus 96 años de vida ha sufrido cierres, encarcelamientos de directivos y periodistas, el asesinato de su director, Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, el 10 de enero de 1978, bombardeo y quema de sus instalaciones, asedio de turbas fanatizadas, censura, bloqueo aduanero a los suministros que hacen posible su impresión, y, finalmente, la ocupación y robo de su propiedad inmueble, sus instalaciones y equipos de trabajo.
En la actualidad, LA PRENSA tiene a tres de sus directivos presos –Cristiana Chamorro Barrios, Pedro Joaquín Chamorro Barrios y Juan Lorenzo Holmann Chamorro–, su edificio tomado y la redacción completa en el exilio. Ninguna dictadura ha mostrado tanta saña contra los valores que representa LA PRENSA, como la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
El régimen de Ortega ocupó militarmente las instalaciones de LA PRENSA y las ha comenzado a usar contra prohibición expresa de la Constitución Política de Nicaragua, que en su artículo 44 “garantiza el derecho de propiedad privada de los bienes muebles e inmuebles y de los instrumentos y medios de producción”. Este artículo prohíbe la confiscación de bienes y establece que los funcionarios que infrinjan esta disposición “responderán con sus bienes en todo tiempo por los daños inferidos”.
Para intentar justificar este crimen, la dictadura invoca el nombre del poeta José Coronel Urtecho (q.e.p.d.), al ponerle su nombre al centro de INATEC que opera en la propiedad y con los equipos confiscados. Pero se han dado con la piedra en los dientes al usar el nombre de este gran intelectual nicaragüense, cuyo pensamiento acusa a los actuales dictadores. En 1973, cuando LA PRENSA volvió a circular después del terremoto de Managua, el poeta Coronel Urtecho envió un telegrama que decía: “Felicitaciones por reaparición de La Prensa; para la conciencia del país, cuando La Prensa deja de salir es como que no sucediera nada, o todo fuera mentira”.
El pasado son ellos. Ellos representan todos los antivalores que LA PRENSA ha enfrentado durante 96 años a costa de grandes sacrificios. LA PRENSA es sobre todo el compromiso del periodismo con la verdad, la libertad, la justicia y la democracia. Es el el personal que la hace posible asumiendo los riesgos que luchar contra enemigos tan poderosos implica. LA PRENSA es sus lectores. Mientras haya nicaragüenses que la lean, existirá LA PRENSA. Podrán confiscar nuestros equipos y nuestras instalaciones, pero no podrán contra los valores que sustentan nuestro trabajo.
Otra vez nos quieren enterrar, y como ha sucedido en otras ocasiones, los enterrados serán ellos.
Agradecemos las copiosas y enormes muestras de solidaridad que hemos recibido en estos días aciagos. El cariño que nos ha llegado desde los más diversos rincones de Nicaragua y el mundo nos fortalece y nos compromete. Nuestra eterna gratitud a todos los leales amigos de LA PRENSA.
Nuestro compromiso sigue firme. Vamos a seguir haciendo periodismo inspirados en los valores que han definido 96 años de historia. Vamos a buscar justicia en los lugares y en los tiempos que sean posibles, para recuperar los que por derecho nos corresponde y para exigir castigo contra quienes abusando de su poder han violentado nuestros derechos y las leyes del país.
Managua, Nicaragua, 24 de agosto de 2022.
Junta Directiva del Diario LA PRENSA






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