Día 1 de 23 que faltan : En el bus anaranjado.
Lucía, pasó noches sin dormir pensando en renunciar a su trabajo de cajera en un banco Chinandegano. Lo hizo y de inmediato buscó un préstamo al 20% de interés para juntar el dinero que cobran los coyotes o guías.
Reunió los $5,000 para irse por tierra en busca del "sueño americano". Ella, manejaba que iba pasar un río al que le llaman Bravo. Rezó cada día para cuando llegara al río, las corrientes desaparecieran y "entregarse a los gringos".
En éste viaje, una foto familiar para recordar a sus hijos no alcanza.
Aún no sale el sol y las lágrimas recorren del rostro de los familiares que quedan en Nicaragua . Los abrazos que nunca se dieron se juntan en uno solo con el deseo de volver a tenerse frente a frente.
Los que se van y los que se que dan, comienzan a rezar para que todo salga bien y, que el teléfono no se descargue para poder monitorear el recorrido hacia la muerte o a las nuevas oportunidades en el imperio.
A las seis de la mañana, llega el bus anaranjado en busca de Lucía y decenas de personas con el rostro apagado listas para recorrer kilómetros y kilómetros hasta el destino deseado: EE.UU.
Cada día, centenares de nicaragüenses parten por tierra hacia EE. UU.
Mi solidaridad para quienes emprenden ese viaje estresante donde llevan la vida en manos de personas desconocidas, del narco y la migra.
Cortesía de Heydi Salazar



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