El dictador Daniel Ortega utiliza una forma completamente ineficiente de manejar su Gobierno, moviéndose exclusivamente con el odio, odio a los sacerdotes y a la iglesia católica en general, odio a los opositores al punto tal de apresarlos sin juicios dignos, y a los demás pintarles las casas, haciendo sentir a los sapos del barrio que pintarle la casa a otro ciudadano es una gran labor a favor del sandinismo, cuando es vandalismo y hasta penado por la ley, aunque sabemos los sandinistas tienen permiso de robar, matar y violar y saldrán libres, se sienten indestructibles.
A pesar de eso Ortega intenta
quedar bien con algunos y mal con otros, ya hemos visto la inconformidad en sus
propias filas, sacando con lujo de violencia a los toma tierras, que los uso en
tiempos de tranques prometiéndoles terrenos, y siendo expulsados luego por la
misma policía Orteguista, mandando a sus esbirros a actividades pero luego
cuando están enfermos de Covid ni siquiera les dicen murieron de eso, causando así
familiares puedan enfermarse, abran los ojos sapitos a Ortega y Murillo
mientras les sirvan, los usaran luego de eso, una patada en el trasero y adiós.
Sandinistas como el chino Enoc se han dado cuenta ya de todo eso.
Luego están los países de
izquierda de américa latina y del mundo que han dado la espalda totalmente al
dictador, se ha salido completamente de sus ideales, de los que significa ser
de izquierda, dejando a un lado el beneficio del pueblo y mirando con soberbia
su poder, su trono como presidente, a punto tal de hacer lo que sea para seguir
arriba, asesinando, violando los derechos humanos, y las leyes de Nicaragua,
que solo funcionan cuando son de su beneficio.
Un Gobierno cada vez más solo,
muchos Orteguistas abriendo los ojos, le quedan las armas y la policía que se
arrastra a sus pies.
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