Desde el día sábado 5 de noviembre, salió de donde vivía, a ganarse algo de dinero vendiendo en las calles pan y café, para poder continuar su viaje y ya no regresó.
Los delincuentes les sustrajeron sus documentos, le dieron un balazo en la cara, luego arrastraron su cuerpo a un basurero, lo cubrieron con basura y le prendieron fuego.
La fiscalía mexicana informó que el homicidio ocurrió porque el migrante se encontraba en una zona muy territorial controlada por bandas del narcotráfico.
La Organización Texas Nicaraguan Community, ha informado que el cuerpo del nicaragüense fue levantado por una funeraria y luego de hacer público algunos tatuajes que tenía la víctima en su cuerpo, fue reconocido por sus familiares, quienes ahora están realizando las gestiones pertinentes para tratar de repatriar su cuerpo.

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