¿PRESOS POLÍTICOS PARA NEGOCIAR?

Los recientes informes sobre pláticas bilaterales entre los ORMU y el Tío Sam, indican claramente la oculta intención de mantener presos políticos como medio de presión para tratar el tema de las sanciones a la familia afectada que disfruta del poder.


Ya José Hernández en su Martín Fierro, había dedicado un verso a los que sufren en prisión:
“Para él son los calabozos,
para él las duras prisiones,
en su boca no hay razones
aunque la razón le sobre,
que son campanas de palo
las razones de los pobres.”
En las mazmorras cubanas el tiempo ha hecho expertos en torturas a los carceleros que, vestidos de médicos, son enviados a dar clase a los países amigos del triángulo del mal. Han dado cátedra en Venezuela y según los afectados, su acento fue inconfundible en el tenebroso Chipote que ya tiene fama de infierno en vez de recuerdo del histórico lugar de las montañas segovianas.
Hay abundante compasión por los que sufren en esas tenebrosas mazmorras y justicia han de tener los que abusan de los indefensos por razones políticas.
Son muchos los que sufren en el llamado <triángulo del mal>, sufrimiento que amalgama voluntades y activa la esperanza. Una permanente angustia descrita hace milenios en el Salmo 137…
<Junto a los ríos de Babilonia,
nos sentábamos a llorar.
En los sauces de las orillas
teníamos colgadas nuestras cítaras.
Allí, nuestros carceleros
nos pedían cantos
y nuestros opresores, alegría.>

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