Después de más de 40 días sin tener información del periodista y cronista deportivo Miguel Mendoza, este viernes 29 de abril logramos verlo, gracias a Dios.
La incomunicación es un acto cruel e inhumano.
Tampoco crean que es una "visita familiar", estamos vigilados todo el tiempo y acosados por fotógrafos y camarógrafos desde que entramos a recepción.
Situación de Miguel:
Nos conforta saber que está fortalecido en fe. Es admirable su buen ánimo y dignidad.
1. Continúa en una celda de castigo.
2. Su presión ha estado alta. Eso nos preocupa.
3. Sigue bajo de peso (152 libras).
4. Solo lo sacan a tomar sol, una vez a la semana.
5. La alimentación no es la mejor, ni la indicada para un paciente crónico (diabetes y ácido úrico).
6. Durante el sismo (el pasado 21 de abril), no hubo un protocolo de actuación. Ni siquiera se molestaron en abrir las puertas de las celdas.
7. Solicitó que el cambio de colchoneta, la que tiene no sirve (está gastada); su espalda está sufriendo las consecuencias. O al menos, que le permitan el ingreso de una almohada. Pero no ha obtenido respuesta.
8. Pide ver a la niña. Tiene diez meses de no abrazarla.
10. La revisiones antes de ingresar a la sala donde él está, son extremistas, prácticamente te desnudan. Es humillante.
11. Y mientras conversábamos con él, nos interrumpieron para decir que evitáramos los abrazos o cercanía. Les preguntamos ¿En qué les afecta eso a ellos?
Ahí se corrobora que estamos vigilados todo el tiempo.
Entre otras irregularidades.
A la visita también asistió su hermano Ramón Mendoza Urbina.
Quiero compartirles, que Miguel nuevamente agradece sus muestras de aprecio y solidaridad en estos momentos. Siempre que puedo, le comento sobre sus mensajes y comentarios.
Seguiremos demandando su Libertad y el respeto de los derechos humanos.
Es un periodista, no un delincuente. Hoy cumple 313 días de estar sometido en cuatro paredes.
La libertad de expresión es un derecho constitucional.
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